viernes, 21 de noviembre de 2008

los organos del olfato

En la parte superior de la cavidad nasal existe la llamada mucosa olfatoria, que recubre una parte del tabique nasal y los cornetes superiores. Allí es donde se hallan embebidas las neuronas capaces de percibir los olores, que tienen sus terminaciones o dendritas hacia abajo, entremezcladas con otras células de soporte. Éstas son las encargadas de secretar un moco que es el que captura las moléculas. Los axones de las neuronas se dirigen hacia arriba, atravesando el hueso y reuniéndose hasta llegar al bulbo olfatorio. Éste es una especie de membrana que recoge las impresiones y las conduce hacía el nervio olfatorio. De allí pasan a la corteza cerebral, donde son interpretadas.
El olfato tiene una sensibilidad extraordinaria, ya que se precisa poca concentración de sustancias olorosas por cada litro de aire para poder percibir la sensación. Por otra parte, las personas pueden distinguir entre unos 3.000 olores distintos. Esto hace que el olfato sea un sentido previo al gusto, ya que nos da indicaciones sobre si un alimento es comestible, y además es complementario, ya que el gusto de los alimentos es una combinación de sensaciones olfativas y de las papilas gustativas.
Cuando percibimos un olor durante un período muy largo de tiempo, se produce una fatiga del sentido del olfato, y la sensación se hace menos intensa y puede lle­gar a desaparecer. Ello sucede tanto con los olores agradables como con los desagradables.

el olfato

ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS: Cada uno de los órganos de los sentidos está especializado en la percepción de una clase de sensaciones, para lo cual posee receptores específicos. La percepción pertenece al ámbito de la fisiología de la corteza cerebral, donde se elaboran las sensaciones. Desde el punto de vista de la morfología, distinguimos en el oído tres partes: el oído externo, el medio y el interno. Todas ellas participan en la audición, pero en el oído interno existe además el sistema destinado a informarnos sobre la posición de nuestro cuerpo, el sentido del equilibrio. Ambos sentidos presentan también unas vías nerviosas que conducen sus mensajes hacia el encéfalo, donde son analizados.
Tanto el olfato como el gusto son sentidos químicos, es decir, son capaces de analizar la estructura de las moléculas. El primero es un sentido a distancia, es decir, no precisa un contacto directo con el objeto, sino que analiza las moléculas más volátiles que se desprenden de él. El gusto, por el contrario, sí precisa este contacto y además es menos refinado, pues nos proporciona sólo cuatro tipos de sensaciones.


las modalidades del gusto

Existen cuatro tipos de sensaciones del gusto: el dulce, el salado, el amargo y el ácido. Los distintos sabores no se distinguen de igual forma en toda la lengua. En la punta existe mayor cantidad de receptores del sabor dulce, mientras que el sabor amargo se siente mejor en el fondo. En los laterales se perciben mejor los sabores ácido y salado, el primero en la parte trasera y el segundo en la delantera. En el centro de la lengua hay una zona relativamente insensible.


ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS: Cada uno de los órganos de los sentidos está especializado en la percepción de una clase de sensaciones, para lo cual posee receptores específicos. La percepción pertenece al ámbito de la fisiología de la corteza cerebral, donde se elaboran las sensaciones. Desde el punto de vista de la morfología, distinguimos en el oído tres partes: el oído externo, el medio y el interno. Todas ellas participan en la audición, pero en el oído interno existe además el sistema destinado a informarnos sobre la posición de nuestro cuerpo, el sentido del equilibrio. Ambos sentidos presentan también unas vías nerviosas que conducen sus mensajes hacia el encéfalo, donde son analizados.

los receptores del gusto

Las papilas gustativas se hallan directamente ligadas a nuestro aparato digestivo. Están situadas sobre la lengua, y nos permiten acabar de analizar la aptitud de un alimento antes de masticarlo y tragarlo.
Para ello apretamos los alimentos situados encima de la lengua contra el paladar, de forma que el contacto entre éste y las papilas sea más estrecho.
Las papilas gustativas o botones gustativos son acumulaciones de unos diez receptores del gusto, que se hallan dentro de una pequeña cavidad de la superficie de la lengua. Los receptores no son neuronas, sino células especializadas que se hallan conectadas por su parte inferior con ellas. Así pues, cada papila gustativa se comunica por arriba con la cavidad bucal mediante un pequeño orificio, y por abajo con una fibra nerviosa que lleva las sensaciones hacia los nervios facial y glosofaríngeo. En el interior de las papilas existen también células de soporte de las células receptoras.
Si observamos con una lupa de gran aumento la superficie de la lengua, veremos que no todas sus papilas tienen la misma forma. Las más grandes son las caliciformes, ya que tienen un diámetro de 1 a 3 mm. Forman una V en la base de la lengua y es donde el gusto se percibe con mayor intensidad. Las papilas foliadas se encuentran en los bordes linguales y son repliegues de la mucosa, mientras que las fungiformes tienen forma de hongos, se hallan en la punta y en los bordes de la lengua, y sobresalen de 0,5 a 1,5 mm de la superficie lingual. Ambos tipos son papilas gustativas. Por el contrario, las papilas filiformes, que son las más numerosas y se hallan en la parte central de la lengua, sólo transmiten sensaciones del tacto.

los receptores del tacto y otras sensaciones

Terminaciones nerviosas libres. Éste es el tipo más sencillo de receptores, ya que constan de neuronas desnudas, con sus dendritas dirigidas hacia arriba. Producen las sensaciones del tacto, el dolor> los cambios de temperatura y el picor. Se hallan en la piel y en el tejido conjuntivo de debajo de ella.
Corpúsculos de Meissner. Están for­mados por varias células dispuestas unas encimas de otras y recubiertas por una cápsula. Son sensibles al contacto, y muy abundantes en las yemas de los dedos y la punta de la lengua.
Corpúsculos de Pacini. Se encuentran en la dermis y en el tejido conjuntivo que existe por debajo de la piel, pero se hallan también en estructuras internas, como en la capa que recubre los huesos, el periostio, y en muchas vísceras. Son grandes y ovalados, y sensibles al tacto y a la presión. Constan de una sola célula nerviosa recubierta por una cápsula.
Corpúsculos de Krause. Además del tacto, son sensibles al frío. Constan de una terminación nerviosa muy ramificada recubierta por una envoltura, por lo que tie­nen forma de maza. Se encuentran en la dermis.
Corpúsculos de Ruffíni. Aunque antes se creía que intervenían únicamente en detectar el calor, hoy en día todavía se dis­cute su función, y se dice que contribuyen también a las sensaciones táctiles. Se hallan en la dermis y en el tejido conjuntivo que se encuentra por debajo de la piel, y constan de neuronas muy ramificadas recubiertas por una envoltura.
Corpúsculos de Golgi. Nos informan sobre la contracción muscular, ya que se hallan en el tejido que envuelve los músculos y los tendones, y nos infor­man de su tensión. Su aspecto es parecido al de los corpúsculos de Pacini.


la piel, el tacto y otras sensaciones

El sentido del tacto no se halla limitado a una sola zona del cuerpo, como sucede con el gusto, el olfato, la vista y el oído, que tienen órganos propios, sino que se halla extendido por toda la superficie corporal. Además, hay otro tipo de sensaciones, como el frío, el calor y la presión, que son percibidas en la piel y en otros lugares.
La Piel: Es el revestimiento externo de nuestro cuerpo, y su función es mantener nuestra temperatura y la cantidad de agua, percibir sensaciones del tacto y otras, y defendernos contra los microbios. A partir de ella se forman los pelos, las uñas y las glándulas cutáneas, y al llegar a un orificio corporal la piel se continúa por su interior mediante una mucosa, como sucede en el interior de los labios y en los orificios nasales.
Distinguimos tres capas en la piel, de arriba abajo: la epidermis, la dermis y el subcutis. La primera se encuentra en contacto con el exterior y está formada por un tejido epitelial plano del que exis­ten muchas capas, con un grosor de hasta dos décimas de milímetro. En ella se hallan los melanocitos o células productoras de melanina, que es el pigmento que da un tono más o menos oscuro a nues­tra piel y que se produce en mayor can­tidad por la exposición al sol.
La dermis, la capa intermedia, es más elástica debido a que contiene fibras colágenas, y hay allí gran cantidad de vasos sanguíneos y del sistema linfático. Además, posee terminaciones nerviosas, receptores sensoriales, las raíces de los pelos y las glándulas cutáneas, que son las sudoríparas, las olorosas y las sebáceas, productoras de grasa.
El subcutis está formado por tejido conjuntivo y en él se acumula la capa adiposa. Ésta tiene la función de almacén de energía y de aislante frente al frío, y su grado de acumulación depende de la región del cuerpo.

la audición

La audición: En uno de los canales del caracol existe el órgano de Corti, formado por una serie de células ciliadas. Cuando un sonido llega a través del tímpano, la cadena de huesedillos y la ventana oval lo llevan al caracol. Allí produce la vibración del líquido que se encuentra en el interior del canal, haciendo ondear las células ciliadas del órgano de Corti. Estas oscilaciones de mayor o menor amplitud son transmitidas en forma de señales al nervio auditivo, que las envía a la corteza cerebral, al lóbulo temporal, donde son analizadas.
El equilibrio: En el interior del sáculo, que es un saco ovalado de unos 3 mm. de diámetro, existe un material que contiene gran canti­dad de sales de calcio, que forma unas pequeñas masas. En las paredes del sáculo se encuentra una zona con células ciliadas llamada mácula. Las masas calcáreas se apoyan sobre la mácula, y al variar la posición del cuerpo estimulan sus células ciliadas, que envían el mensaje sobre el equilibrio estático al encéfalo.
El utrículo, además de poseer también una mácula, cuenta con los tres canales semicirculares, que se encargan del equilibrio dinámico, es decir, del movimiento. En su interior existe un líquido que hace desplazarse unos finos cilios que se encuentran en unas zonas llamadas crestas. Así nuestro cuerpo puede mantener el equilibrio durante los movimientos de giro y aceleración gracias a los impulsos que, partiendo del utrículo, son enviados por el nervio auditivo al encéfalo.

el oído

El oído externo: En primer lugar existen los pabellones auditivos u orejas, situados a cada lado de la cabeza, que sirven para localizar el origen de los sonidos. Aunque en muchos animales las orejas pueden orientarse, en el hombre están inmóviles, lo que se compensa moviendo la cabeza a un lado y a otro si queremos saber de dónde proviene un sonido.
A continuación existe un conducto corto, el auditivo externo, que lleva los sonidos hasta el tímpano. Éste es una membrana que vibra con ellos y que transmite su vibración a las estructuras del oído medio. En el conducto auditivo externo existen glándulas productoras de cera, que sirven para proteger el conducto del frío y para absorber la suciedad.
El oído medio: Ésta es una cavidad que se halla excavada dentro del hueso temporal, entre el tímpano y el oído interno. Sin embargo, no está cerrada por completo, sino que se comunica con la faringe por medio de la trompa de Eustaquio. La función principal de este conducto es igualar la presión del oído medio con la del exterior, evitando roturas del tímpano. También existen las ventanas oval y redonda, que comunican el oído medio con el interno.
Del tímpano parte la cadena de hueseculos que transmite las vibraciones hasta la ventana oval. Está formada por tres huesecillos, el martillo, el yunque y el estribo, desde fuera hacia dentro, y son los huesos más pequeños del cuerpo humano.
Oído interno: Éste es otro espacio de forma irregular que se halla en el interior del hueso temporal. En él se encuentra el caracol o cóclea, un canal de unos 3,5 cm. de largo que se halla enrollado sobre sí mismo, dando dos vueltas y media en espiral. En su interior existe un líquido parecido al cefalorraquídeo y dos tabiques que lo dividen
longitudinalmente en tres partes. El caracol es el órgano interno de la audición. En un extremo del caracol hay dos vesículas, el utrículo y el sáculo, que son las zonas del oído interno dedicadas al equilibrio. Además, en el utrículo se encuentran los tres conductos semicirculares, que son asas que se dirigen hacia las tres direcciones del espacio.


la trayectoria de la luz en el ojo

La trayectoria de la luz en el ojo: Los rayos de luz atraviesan la córnea, el humor acuoso, el cristalino y el humor vítreo, y llegan finalmente a la retina, donde forman una imagen invertida. Al pasar de un medio al otro sufren una cierta desviación, pero la más importante de ellas tiene lugar en el cristalino, la lente del ojo.
Cuando deseamos ver un objeto que se halla cerca debemos enfocarlo. Para ello el músculo ciliar del cristalino hace que varíe la curvatura de éste, con lo que se consigue que los rayos de luz se desvíen. Además, la pupila se contrae, con lo que aumenta la profundidad de campo de todo el sistema, lo mismo que sucede en las cámaras fotográficas al cerrar el diafragma.









No todas las personas pueden enfocar perfectamente. A partir de los cuarenta años, aproximadamente, casi todo el mundo tiene la vista cansada. Ello hace imposible enfocar a distancias muy pequeñas, por lo que deben llevarse gafas para leer. Otro trastorno es la miopía, (imagen abajo) que impide ver de lejos y se debe a que el globo ocular es demasiado alargado. La imagen visual no se forma entonces en la retina, sino por delante de ella. Para corregir la miopía deben llevarse lentes cóncavas. El caso contrario es la hipermetropía. Los hipermétropes tienen el globo ocular demasiado achatado y la imagen se formaría por detrás del plano de la retina. Por tanto, la visión de cerca no es posible y deben llevarse lentes convexas.











Las personas miopes ven borrosos los objetos alejados, mientras que perciben los cercanos con mayor nitidez. Otros síntomas son dolor de cabeza y vista cansada. La miopía aparece conforme crece el globo ocular, por lo que comienza en la infancia y puede empeorar durante la adolescencia. Normalmente, deja de avanzar en la edad adulta.

estructuras anexas del ojo

Nervio óptico. Recoge las sensaciones que provienen de la retina y sale del ojo a través de un orificio de la coroides. En esta pequeña zona circular no existe la retina, por lo que recibe el nombre de mancha ciega.
Músculos oculares. Por fuera del globo ocular hay una serie de músculos que permiten dirigir la mirada, y además que ambos ojos se muevan coordinadamente. Hay seis músculos distintos en cada ojo, y si alguno de ellos no funciona bien se produce un trastorno llamado. estrabismo (bizqueo). La persona bizca no tiene las pupilas en paralelo, sino que en uno de los ojos la pupila mira siempre hacia dentro o hacía fuera. Hoy en día este trastorno puede operarse y no queda ningún rastro.
Aparato lacrimal. Es el encargado de secretar las lágrimas, que sirven para mantener la humedad del ojo y de los párpados, y además tiene un cierto efecto desinfectante. Las lágrimas se forman en la glándula lacrimal y normalmente drenan por un conducto que las lleva hacia la nariz. El llanto es una secreción excesiva de lágrimas, debido a que ha entrado una partícula en el ojo o por causas emocionales, lo que hace que el líquido desborde de los párpados.
Párpados. Son dos estructuras protectoras, una inferior y otra superior, que se deslizan sobre el ojo y lo cubren durante el descanso o cuando la luz es excesiva. Además, los párpados se abren y se cierran unas veinte veces cada minuto para retirar las partículas que hayan podido caer sobre la córnea y para humedecerla con el líquido lacrimal. Este proceso no significa ninguna pérdida de la visión, ya que es muy rápido. En el borde de los dos párpados existen sendas hileras de pestañas, que protegen los ojos de la luz excesiva y de los objetos que puedan caer en ellos. Además, los ojos son protegidos por los arcos superciliares, que son rebordes que sobre salen por encima del ojo. Están formados por el hueso frontal y sobre su piel se encuentran las cejas.